REFLEXIONES
SOBRE LA MENOPAUSIA
Cuando pensamos en menopausia, ese pensamiento no
viene solo sino asociado a temas que son antipáticos para nosotras porque traen
aparejadas cuestiones que tienen que ver con el paso del tiempo, con la edad
madura, con los cambios en el cuerpo, que no resultan gratos, con las arrugas,
con el aumento de peso, con la aparición de miomas uterinos que a veces traen
complicaciones que si bien se pueden tratar, hay médicos que recomiendan la
extracción del útero, aunque no sea necesaria, con el pretexto de que ya no
sirve para concebir. La pregunta que suelen hacer es “¿para qué lo quiere usted
si ya no puede tener hijos?”, lo cual ya es una manera de reducir la
importancia de un órgano genital limitándolo a su función reproductiva, sin
tener en cuenta el valor libidinal que puede tener para una mujer. No es de
extrañar esta ceguera médica pues está en nuestra cultura occidental que la
mujer sea vista desde el imaginario masculino fundamentalmente como madre,
negando la sexualidad femenina al reducirla a la maternidad. La menopausia trae
cambios en la sexualidad, que se hace más lenta, la sequedad vaginal que
aparece obliga a la utilización de aceites o cremas para devolverle humedad, trae
también cambios en el deseo, cambios, no su desaparición, como suele creerse.
Si a una mujer menopáusica se la asocia con una función de abuela por ejemplo,
se le vuelve a colocar el sambenito de la maternidad por segunda vez, lo cual
la convierte en una traidora si se queja, si no quiere asumir esa segunda
maternidad forzada o si quiere usar su tiempo libre en otras cosas más
placenteras para ella misma, sólo para ella misma, sin cumplir un papel de
cuidadora. Si además quisiese utilizar ese tiempo para salir con un hombre con
el que quiere tener una historia amorosa y sexual, la condena a su
comportamiento sería difícil de afrontar por el prejuicio social compartido que
ataca. Hay mujeres que están encantadas de ocuparse de sus nietos y si eso es
una opción voluntaria y no impuesta, no hay nada que objetar, pero hay otras
que no quieren hacerlo todos los días y obligadamente, y es cuestión de
justicia que sean aceptadas en sus deseos de dedicar el tiempo de jubilación
para descansar y pensar en ellas mismas, después de haber dedicado la mayor
parte de su vida a los demás postergando deseos propios. Deseos propios que
nunca se han sentido autorizadas a tener. Las otras mujeres, las que sí se autorizan deben
enfrentarse a una cultura que no las mira bien, y eso supone un grado de resistencia y fuerza
mayor para afrontar la trasgresión. Son las más vulnerables a querer seguir
jóvenes, las que no se resignan a los cambios corporales que sobrevienen con la
edad, arrugas, sobrepeso, lentitud, dolores en las articulaciones,
osteoporosis, sofocaciones, debidas a cambios hormonales. Para ellas la
medicina ha encontrado un remedio que se vende como el elixir de la juventud,
la terapia hormonal sustitutiva.
Efectos colaterales de la terapia hormonal sustitutiva.
Es cierto que permite seguir teniendo reglas, estrógenos,
progestágenos, y que se propagandiza como una prevención de fracturas
osteoporóticas al aportar los estrógenos que hacen falta, controlan los
sofocos, aunque este beneficio desaparece al año de tratamiento y también
tienen un efecto preventivo en la aparición de cáncer colo-rectal. Pero lo que se calla de esta terapia hormonal
sustitutiva (THS) es que aumenta el riesgo de enfermedades tanto cardíacas como
cerebrales, así como tromboembólicas, y tienen un efecto perjudicial en la
aparición del cáncer de mama. Veamos con más detenimiento estos datos.
Un estudio realizado por Women’s Health Iniciative con 16.608 mujeres usando tratamiento
combinado de estrógenos y progestágenos, fabricado por la empresa farmacéutica Wyeth Lederle se producirían 7 infartos,
8 accidentes cerebrovasculares, 180 tromboembolismos venosos, 8 cánceres de
mama invasivos, y se evitarían 5 fracturas osteoporóticas y 6 cánceres
colo-rectales. Digamos entonces que producen más perjuicio que beneficio,
perjuicio mucho mayor cuanto más largo es el período de utilización de la
terapia hormonal sustitutiva, pero tampoco es despreciable el perjuicio en
tratamientos más cortos de un año en lo referente al riesgo cardiovascular. Esa empresa farmacéutica que les citaba antes,
publicitaba ese fármaco en terapia hormonal sustitutiva, diciendo que “era el
único fármaco que protege a cien millones de mujeres en todo el mundo”. Lo que ocultaba esa publicidad es el impacto de
serios problemas de salud por cada año en esas cien millones de mujeres. El
impacto es el siguiente: 70.000 casos más al año de enfermedad coronaria,
80.000 casos más de ictus, 1.800.000 más de tromboembolismo venoso, 80.000
casos más de cáncer de mama invasivo, el
cáncer de endometrio no variaba, había 50.000 casos menos de fracturas
osteoporóticas y 60.000 menos de cáncer colo-rectal. Digamos que es peor el
remedio que la enfermedad dado que puede producir enfermedades en mujeres
sanas, mientras que las molestias asociadas a la menopausia son temporales, no
implican ningún riesgo para la salud y hay tratamientos alternativos, como la homeopatía
que suele funcionar bien en el caso de tratar síntomas menopáusicos como los
sofocos por ejemplo. Y en cuanto a las fracturas osteoporóticas, que es uno de
los beneficios relativos que aportan estas terapias, no hay que olvidar que la prevención
es importante para mantener una buena masa ósea. ¿Cómo se realiza esa
prevención?
Unas
palabras sobre la vitamina D.
La masa ósea se forma y se destruye a diario y su
mantenimiento correcto puede controlarse para evitar la osteoporosis. El
déficit de vitamina D produce una osteomalacia latente con dolor de la
musculatura de la cintura, escapular y pélvica, y de las extremidades
inferiores en su parte anterior. Los huesos largos se arquean y se deforman,
sobre todo los que soportan peso como las rodillas y los tobillos. El déficit
de vitamina D provoca la secreción de una paratohormona que para mantener los
niveles de calcio constantes, los extrae de los huesos, sobre todo de las manos
y los pies, contribuyendo a las deformidades. Todo esto es importante a tener
en cuenta porque se calcula que a partir de los 50 años, un 38% de la población
femenina presenta un déficit subclínico de vitamina D con un
hiperparatiroidismo secundario, y a partir de los 70 años pude llegar al 70%
tanto en mujeres como en hombres. Por eso es importante hacer una buena
actividad física, ejercicios regulares que mantengan activa la musculatura y el
sistema óseo, suplementos de calcio y vitamina D que permite fijar el calcio, controles
hormonales periódicos, ya que la densidad ósea de la columna vertebral depende
de factores hormonales mientras que la densidad del hueso del fémur depende del
calcio y la vitamina D.
Y en cuanto al cáncer colo-rectal, otra de las
enfermedades que impediría en algunos casos las terapias hormonales sustitutivas,
se puede prevenir dicho cáncer estando atentas a los cambios en las
deposiciones, si hay sangre o si observan alguna modificación en lo habitual,
hacer una colonoscopia, que no es dolorosa porque se hace con anestesia y
permite detectar si hay pólipos y poder extirparlos a tiempo. Quiero decir con
esto que hay medicina preventiva no
medicamentosa que no hay que despreciar en lugar de aplicar medicamentos
innecesarios que además procuran enfermedades a mujeres que antes estaban
sanas. Decirle como se les dice a las mujeres que ellas decidan si quieren
hacerse esos tratamientos no altera el hecho de que procuran más perjuicio que
beneficio, ni tampoco es de recibo que el médico diga que todos los
medicamentos tienen sus riesgos, porque eso no quita la gravedad de los riesgos
de los que estamos hablando en estos casos. Una cosa son los mal llamados
efectos secundarios de las medicaciones, que deberían llamarse efectos adversos
para ser exactos, y otra cosa es equipararlos y no distinguirlos por su índice
de gravedad. No es lo mismo que un medicamento produzca sueño o una urticaria a
que produzca un infarto, un derrame cerebral o un ictus. O como me sucedió a mí
con una medicación que me habían recetado para aumentar masa ósea, que resulta
que cuando leo el prospecto decía como posible efecto secundario que podía
provocar edema de glotis, lo que puede provocar asfixia. No vale el argumento
de que eso sucede en muy pocos casos, pero desde el momento que sucede no
debería prescribirse sin advertencia y sin los medios necesarios de cuidado en
el caso de decidir tomarlo. Por ejemplo, que esté el médico presente con una
dosis inyectable de antihistamínico para administrarla inmediatamente de manera
sublingual si se produjera ese síntoma.
Abuelas ciudadoras
Otra de los problemas que si bien no son una
consecuencia directa de la menopausia sí lo son de la situación emocional de
muchas mujeres que presentan un estrés mental como por ejemplo, mujeres
cuidadoras de hijos, ancianos y enfermos, trabajadoras de la sanidad, de la enseñanza,
que trae como consecuencia alteraciones del sistema músculo esquelético, que se
manifiesta como dolor, artrosis de la columna vertebral, rodillas, pies, manos,
hombros y el síndrome del túnel carpiano que obliga a un incremento de
analgésicos. El estrés mental produce alteraciones por contractura de la
musculatura sobre todo del trapecio, de la parte superior de la espalda. Las
situaciones que implican estar constantemente solicitada a trabajar sin
períodos suficientes de relajación producen respuestas adaptativas de niveles
hormonales que se mantienen constantes, rompiendo los ciclos normales. Los
trabajos repetitivos y monótonos que afectan constantemente las articulaciones
o los trabajos que obligan a estar de pie muchas horas y que mantienen posturas
forzadas producen alteraciones en la columna vertebral, en las extremidades
inferiores y en los pies y a largo plazo en extremidades superiores, columna
lumbo-sacra, artrosis de cadera. También
es importante controlar el funcionamiento tiroideo, ya sea hipotiroidismo, que
produce mucho cansancio y un aumento de peso que no se debe a la alimentación,
hipertiroidismo, que produce lo contrario, una agitación y aceleración del
ritmo cardíaco, bajada de peso injustificada en poco tiempo, y tiroiditis. Estas
enfermedades afectan a la población
femenina mayor de 40 años en un 20% de casos, aunque también se presentan en
menor proporción, un 6%, en personas jóvenes.
Médicos manipulados y beneficiados por los laboratorios farmacéuticos.
¿Cómo tiene que actuar una mujer que consulta a su
médico sobre estas cuestiones y le dice que las terapias hormonales
sustitutivas son beneficiosas y que no está probado que provoquen cáncer de
mama? Hay que tener en cuenta que los médicos reciben sus informaciones de los
visitadores médicos que están pagados por los laboratorios que producen esos
mismos medicamentos. Las mismas revistas científicas que publican las novedades
que resultan de las investigaciones, tampoco son neutrales porque las mismas
investigaciones están financiadas por los laboratorios farmacéuticos. Los
médicos reciben compensaciones económicas importantes de acuerdo a la cantidad
de recetas que hacen por un medicamento determinado, compensaciones que suponen
tener una consulta con mobiliario incluido a cargo de los laboratorios que
promocionan los medicamentos a recetar, viajes pagados en primera clase a
congresos internacionales, cambio de consulta y mobiliario cada tres años, por
ejemplo. Sólo hace falta que el médico crea en el medicamento y lo recete. Esta
es una práctica habitual, no es un caso excepcional. Con lo cual, no hay que
tomar como palabra santa lo que ordena el médico y sí fiarse de las
informaciones de investigaciones que revelan datos estadísticos que no están
implicadas con los laboratorios para obtener sustanciosas compensaciones económicas, que apuestan por
la prevención y la salud y no por medicamentos que aportan menos beneficios que
perjuicios, y que pueden convertir a mujeres sanas que atraviesan por procesos
naturales en mujeres con riesgo de tener enfermedades graves por aceptar esas
terapias. Es tal la influencia de la cultura del medicamento que cuando a una
mujer la atiende un médico o médica con un criterio más preventivo y le
aconseja que para bajar el colesterol por ejemplo, cambie ciertos hábitos de
vida como por ejemplo, no comer grasas, no tomar sal, caminar al menos media
hora por día, dejar de fumar y no le ofrece un medicamento, se siente mal
atendida.
Valor inflacionario de la juventud. Consecuencias.
Y ahora me gustaría, dejando de lado las
cuestiones médicas, dedicar unas reflexiones a cuestiones culturales que
empujan a las mujeres a aceptar la seducción que les ofrecen los estrógenos, a
peligrosas operaciones de estética sin tener en cuenta los riesgos para su
salud y/o su propia vida, como sabemos que ha pasado en clínicas con
operaciones que han significado la muerte de sus pacientes operadas. Nuestra
cultura promociona tanto el valor de la juventud, que convierte a las mujeres
mayores en algo más que un estorbo, de las que no hay que ocuparse más que
cuando aún se les puede seguir usufructuando algún beneficio, como por ejemplo,
seguir haciéndolas útiles como abuelas, o como cuidadoras de alguien, otra vez
al servicio de los otros. Ese valor inflacionario de todo lo joven hace que se
oculte y no se valore la enorme energía que posee una mujer menopáusica si logra valorarse a sí misma y se autoriza
al placer de decidir qué es lo que quiere hacer de su tiempo libre para sí
misma, aprovechando las propias experiencias, la de sus otras amigas, la
sabiduría que le aportan acerca de la vida, de las relaciones, el saber que le
procuran en cuanto a lo que no quiere y a lo que quiere, la fuerza y la
sensación de libertad interior y riqueza que eso procura, además de ser una
fuente de bienestar y el ejemplo de vida apetecible que puede procurar a sus
hijas, a su entorno más estimado, que les hace confiar y querer ser como ellas
cuando lleguen a su edad y la sabiduría acerca de la vida que pueden
aprovechar.
CLAUDIA TRUZZOLI
Charla sobre menopausia dada en Santa Coloma de Gramanet
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