miércoles, 30 de enero de 2013

REFLEXIONES SOBRE LA MENOPAUSIA




REFLEXIONES SOBRE LA MENOPAUSIA

Cuando pensamos en menopausia, ese pensamiento no viene solo sino asociado a temas que son antipáticos para nosotras porque traen aparejadas cuestiones que tienen que ver con el paso del tiempo, con la edad madura, con los cambios en el cuerpo, que no resultan gratos, con las arrugas, con el aumento de peso, con la aparición de miomas uterinos que a veces traen complicaciones que si bien se pueden tratar, hay médicos que recomiendan la extracción del útero, aunque no sea necesaria, con el pretexto de que ya no sirve para concebir. La pregunta que suelen hacer es “¿para qué lo quiere usted si ya no puede tener hijos?”, lo cual ya es una manera de reducir la importancia de un órgano genital limitándolo a su función reproductiva, sin tener en cuenta el valor libidinal que puede tener para una mujer. No es de extrañar esta ceguera médica pues está en nuestra cultura occidental que la mujer sea vista desde el imaginario masculino fundamentalmente como madre, negando la sexualidad femenina al reducirla a la maternidad. La menopausia trae cambios en la sexualidad, que se hace más lenta, la sequedad vaginal que aparece obliga a la utilización de aceites o cremas para devolverle humedad, trae también cambios en el deseo, cambios, no su desaparición, como suele creerse. Si a una mujer menopáusica se la asocia con una función de abuela por ejemplo, se le vuelve a colocar el sambenito de la maternidad por segunda vez, lo cual la convierte en una traidora si se queja, si no quiere asumir esa segunda maternidad forzada o si quiere usar su tiempo libre en otras cosas más placenteras para ella misma, sólo para ella misma, sin cumplir un papel de cuidadora. Si además quisiese utilizar ese tiempo para salir con un hombre con el que quiere tener una historia amorosa y sexual, la condena a su comportamiento sería difícil de afrontar por el prejuicio social compartido que ataca. Hay mujeres que están encantadas de ocuparse de sus nietos y si eso es una opción voluntaria y no impuesta, no hay nada que objetar, pero hay otras que no quieren hacerlo todos los días y obligadamente, y es cuestión de justicia que sean aceptadas en sus deseos de dedicar el tiempo de jubilación para descansar y pensar en ellas mismas, después de haber dedicado la mayor parte de su vida a los demás postergando deseos propios. Deseos propios que nunca se han sentido autorizadas a tener. Las otras mujeres, las que sí se autorizan deben enfrentarse a una cultura que no las mira bien, y  eso supone un grado de resistencia y fuerza mayor para afrontar la trasgresión. Son las más vulnerables a querer seguir jóvenes, las que no se resignan a los cambios corporales que sobrevienen con la edad, arrugas, sobrepeso, lentitud, dolores en las articulaciones, osteoporosis, sofocaciones, debidas a cambios hormonales. Para ellas la medicina ha encontrado un remedio que se vende como el elixir de la juventud, la terapia hormonal sustitutiva.

Efectos colaterales de la terapia hormonal sustitutiva.
Es cierto que permite seguir teniendo reglas, estrógenos, progestágenos, y que se propagandiza como una prevención de fracturas osteoporóticas al aportar los estrógenos que hacen falta, controlan los sofocos, aunque este beneficio desaparece al año de tratamiento y también tienen un efecto preventivo en la aparición de cáncer colo-rectal.  Pero lo que se calla de esta terapia hormonal sustitutiva (THS) es que aumenta el riesgo de enfermedades tanto cardíacas como cerebrales, así como tromboembólicas, y tienen un efecto perjudicial en la aparición del cáncer de mama. Veamos con más detenimiento estos datos. 
Un estudio realizado por Women’s Health Iniciative con 16.608 mujeres usando tratamiento combinado de estrógenos y progestágenos, fabricado por la empresa farmacéutica Wyeth Lederle se producirían 7 infartos, 8 accidentes cerebrovasculares, 180 tromboembolismos venosos, 8 cánceres de mama invasivos, y se evitarían 5 fracturas osteoporóticas y 6 cánceres colo-rectales. Digamos entonces que producen más perjuicio que beneficio, perjuicio mucho mayor cuanto más largo es el período de utilización de la terapia hormonal sustitutiva, pero tampoco es despreciable el perjuicio en tratamientos más cortos de un año en lo referente al riesgo cardiovascular.  Esa empresa farmacéutica que les citaba antes, publicitaba ese fármaco en terapia hormonal sustitutiva, diciendo que “era el único fármaco que protege a cien millones de mujeres en todo el mundo”. Lo que ocultaba esa publicidad es el impacto de serios problemas de salud por cada año en esas cien millones de mujeres. El impacto es el siguiente: 70.000 casos más al año de enfermedad coronaria, 80.000 casos más de ictus, 1.800.000 más de tromboembolismo venoso, 80.000 casos más de  cáncer de mama invasivo, el cáncer de endometrio no variaba, había 50.000 casos menos de fracturas osteoporóticas y 60.000 menos de cáncer colo-rectal. Digamos que es peor el remedio que la enfermedad dado que puede producir enfermedades en mujeres sanas, mientras que las molestias asociadas a la menopausia son temporales, no implican ningún riesgo para la salud y hay tratamientos alternativos, como la homeopatía que suele funcionar bien en el caso de tratar síntomas menopáusicos como los sofocos por ejemplo. Y en cuanto a las fracturas osteoporóticas, que es uno de los beneficios relativos que aportan estas terapias, no hay que olvidar que la prevención es importante para mantener una buena masa ósea. ¿Cómo se realiza esa prevención?

Unas palabras sobre la vitamina D.
La masa ósea se forma y se destruye a diario y su mantenimiento correcto puede controlarse para evitar la osteoporosis. El déficit de vitamina D produce una osteomalacia latente con dolor de la musculatura de la cintura, escapular y pélvica, y de las extremidades inferiores en su parte anterior. Los huesos largos se arquean y se deforman, sobre todo los que soportan peso como las rodillas y los tobillos. El déficit de vitamina D provoca la secreción de una paratohormona que para mantener los niveles de calcio constantes, los extrae de los huesos, sobre todo de las manos y los pies, contribuyendo a las deformidades. Todo esto es importante a tener en cuenta porque se calcula que a partir de los 50 años, un 38% de la población femenina presenta un déficit subclínico de vitamina D con un hiperparatiroidismo secundario, y a partir de los 70 años pude llegar al 70% tanto en mujeres como en hombres. Por eso es importante hacer una buena actividad física, ejercicios regulares que mantengan activa la musculatura y el sistema óseo, suplementos de calcio y vitamina D  que permite fijar el calcio, controles hormonales periódicos, ya que la densidad ósea de la columna vertebral depende de factores hormonales mientras que la densidad del hueso del fémur depende del calcio y la vitamina D.

Y en cuanto al cáncer colo-rectal, otra de las enfermedades que impediría en algunos casos las terapias hormonales sustitutivas, se puede prevenir dicho cáncer estando atentas a los cambios en las deposiciones, si hay sangre o si observan alguna modificación en lo habitual, hacer una colonoscopia, que no es dolorosa porque se hace con anestesia y permite detectar si hay pólipos y poder extirparlos a tiempo. Quiero decir con esto que hay medicina  preventiva no medicamentosa que no hay que despreciar en lugar de aplicar medicamentos innecesarios que además procuran enfermedades a mujeres que antes estaban sanas. Decirle como se les dice a las mujeres que ellas decidan si quieren hacerse esos tratamientos no altera el hecho de que procuran más perjuicio que beneficio, ni tampoco es de recibo que el médico diga que todos los medicamentos tienen sus riesgos, porque eso no quita la gravedad de los riesgos de los que estamos hablando en estos casos. Una cosa son los mal llamados efectos secundarios de las medicaciones, que deberían llamarse efectos adversos para ser exactos, y otra cosa es equipararlos y no distinguirlos por su índice de gravedad. No es lo mismo que un medicamento produzca sueño o una urticaria a que produzca un infarto, un derrame cerebral o un ictus. O como me sucedió a mí con una medicación que me habían recetado para aumentar masa ósea, que resulta que cuando leo el prospecto decía como posible efecto secundario que podía provocar edema de glotis, lo que puede provocar asfixia. No vale el argumento de que eso sucede en muy pocos casos, pero desde el momento que sucede no debería prescribirse sin advertencia y sin los medios necesarios de cuidado en el caso de decidir tomarlo. Por ejemplo, que esté el médico presente con una dosis inyectable de antihistamínico para administrarla inmediatamente de manera sublingual si se produjera ese síntoma.

Abuelas ciudadoras 
Otra de los problemas que si bien no son una consecuencia directa de la menopausia sí lo son de la situación emocional de muchas mujeres que presentan un estrés mental como por ejemplo, mujeres cuidadoras de hijos, ancianos y enfermos, trabajadoras de la sanidad, de la enseñanza, que trae como consecuencia alteraciones del sistema músculo esquelético, que se manifiesta como dolor, artrosis de la columna vertebral, rodillas, pies, manos, hombros y el síndrome del túnel carpiano que obliga a un incremento de analgésicos. El estrés mental produce alteraciones por contractura de la musculatura sobre todo del trapecio, de la parte superior de la espalda. Las situaciones que implican estar constantemente solicitada a trabajar sin períodos suficientes de relajación producen respuestas adaptativas de niveles hormonales que se mantienen constantes, rompiendo los ciclos normales. Los trabajos repetitivos y monótonos que afectan constantemente las articulaciones o los trabajos que obligan a estar de pie muchas horas y que mantienen posturas forzadas producen alteraciones en la columna vertebral, en las extremidades inferiores y en los pies y a largo plazo en extremidades superiores, columna lumbo-sacra, artrosis de cadera.    También es importante controlar el funcionamiento tiroideo, ya sea hipotiroidismo, que produce mucho cansancio y un aumento de peso que no se debe a la alimentación, hipertiroidismo, que produce lo contrario, una agitación y aceleración del ritmo cardíaco, bajada de peso injustificada en poco tiempo, y tiroiditis. Estas enfermedades  afectan a la población femenina mayor de 40 años en un 20% de casos, aunque también se presentan en menor proporción, un 6%, en personas jóvenes. 
         
Médicos manipulados y beneficiados por los laboratorios farmacéuticos.  
¿Cómo tiene que actuar una mujer que consulta a su médico sobre estas cuestiones y le dice que las terapias hormonales sustitutivas son beneficiosas y que no está probado que provoquen cáncer de mama? Hay que tener en cuenta que los médicos reciben sus informaciones de los visitadores médicos que están pagados por los laboratorios que producen esos mismos medicamentos. Las mismas revistas científicas que publican las novedades que resultan de las investigaciones, tampoco son neutrales porque las mismas investigaciones están financiadas por los laboratorios farmacéuticos. Los médicos reciben compensaciones económicas importantes de acuerdo a la cantidad de recetas que hacen por un medicamento determinado, compensaciones que suponen tener una consulta con mobiliario incluido a cargo de los laboratorios que promocionan los medicamentos a recetar, viajes pagados en primera clase a congresos internacionales, cambio de consulta y mobiliario cada tres años, por ejemplo. Sólo hace falta que el médico crea en el medicamento y lo recete. Esta es una práctica habitual, no es un caso excepcional. Con lo cual, no hay que tomar como palabra santa lo que ordena el médico y sí fiarse de las informaciones de investigaciones que revelan datos estadísticos que no están implicadas con los laboratorios para obtener sustanciosas  compensaciones económicas, que apuestan por la prevención y la salud y no por medicamentos que aportan menos beneficios que perjuicios, y que pueden convertir a mujeres sanas que atraviesan por procesos naturales en mujeres con riesgo de tener enfermedades graves por aceptar esas terapias. Es tal la influencia de la cultura del medicamento que cuando a una mujer la atiende un médico o médica con un criterio más preventivo y le aconseja que para bajar el colesterol por ejemplo, cambie ciertos hábitos de vida como por ejemplo, no comer grasas, no tomar sal, caminar al menos media hora por día, dejar de fumar y no le ofrece un medicamento, se siente mal atendida.

Valor inflacionario de la juventud. Consecuencias.
Y ahora me gustaría, dejando de lado las cuestiones médicas, dedicar unas reflexiones a cuestiones culturales que empujan a las mujeres a aceptar la seducción que les ofrecen los estrógenos, a peligrosas operaciones de estética sin tener en cuenta los riesgos para su salud y/o su propia vida, como sabemos que ha pasado en clínicas con operaciones que han significado la muerte de sus pacientes operadas. Nuestra cultura promociona tanto el valor de la juventud, que convierte a las mujeres mayores en algo más que un estorbo, de las que no hay que ocuparse más que cuando aún se les puede seguir usufructuando algún beneficio, como por ejemplo, seguir haciéndolas útiles como abuelas, o como cuidadoras de alguien, otra vez al servicio de los otros. Ese valor inflacionario de todo lo joven hace que se oculte y no se valore la enorme energía que posee una mujer menopáusica  si logra valorarse a sí misma y se autoriza al placer de decidir qué es lo que quiere hacer de su tiempo libre para sí misma, aprovechando las propias experiencias, la de sus otras amigas, la sabiduría que le aportan acerca de la vida, de las relaciones, el saber que le procuran en cuanto a lo que no quiere y a lo que quiere, la fuerza y la sensación de libertad interior y riqueza que eso procura, además de ser una fuente de bienestar y el ejemplo de vida apetecible que puede procurar a sus hijas, a su entorno más estimado, que les hace confiar y querer ser como ellas cuando lleguen a su edad y la sabiduría acerca de la vida que pueden aprovechar.  

CLAUDIA TRUZZOLI
Charla sobre menopausia dada en Santa Coloma de Gramanet

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