LA ANATOMÍA NO SIEMPRE ES EL DESTINO
Un chiste. Van por una calle dos amigos y
pasan por un lugar que se anuncia como campo nudista. Eso despierta la
curiosidad de ambos. Uno se encarama al muro para espiar lo que hay detrás y el
otro amigo le pregunta: ¿son hombres o mujeres? Y el amigo le contesta: ¿cómo
quieres que lo sepa si están desnudos? Bien, pues es un chiste que dice muy
bien la verdad acerca del papel de los estereotipos. Porque lo que define a un
hombre o una mujer no es su atributo biológico sexual, sino las identificaciones
de género a las que se adscriben o rechazan. Y esa cuestión es una cuestión
cultural que define a priori lo que considera masculino o femenino. Sería más
sencillo si cada cual tuviese la posibilidad de considerarse hombre o mujer en
función de su propio goce más allá de lo normativamente impuesto o biológicamente
dado.
La identidad
femenina siempre ha sufrido la presión de normas sociales que han forzado a las
mujeres hacia situaciones pasivas. Tomás Laqueur, en su libro, “La construcción
del sexo”, nos ha situado históricamente el momento en que el sexo femenino
comenzó a ser pensado como otro sexo, diferente del masculino. Antes de ese
momento era considerado como una variante del mismo cuyos órganos se dirigían
hacia el interior. La identidad de género por tanto, no está determinada por la
anatomía sino por un entramado de representaciones y significados que cada
momento histórico va replanteando y que organiza las actitudes y comportamientos
asignados a cada género. En esta discriminación en función de las diferencias
sexuales subyace una ideología que las establece de forma artificiosa y que
actúa de manera subliminal naturalizando esas discriminaciones y ocultando su
génesis social. Ese poder invisible que actúa con la fuerza de lo oculto
responde a un uso perverso del poder al adscribir como una segunda naturaleza
esa adscripción de roles y pautas sociales en función del género estableciendo
una dialéctica entre lo que el ser “es” y lo que “debe llegar a ser”,
constituyendo esto último un ideal del yo que responde a cuestiones de poder y
control social, no explícitos, pero que intervienen en la formación del ideal
del yo.
CLAUDIA TRUZZOLI
CLAUDIA TRUZZOLI
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