lunes, 18 de mayo de 2015

UNA NUEVA AMIGA


Una nueva película de François Ozon que trasmite una sensibilidad extraordinaria, rompedora de prejuicios establecidos entorno a la identidad genérica y sus relaciones con la orientación sexual. François Ozon, su director, tiene una mirada muy aguda con los temas donde esté implicado el deseo, ofreciéndonos un punto de vista absolutamente original con respecto al consenso imperante y mucho más cercano a la verdad que el mismo. Es una pena que en la publicidad que se hace de ella se la presente como una comedia, puesto que en realidad, a pesar de algunos toques divertidos que no tienen porqué dejar de estar y hacen más ligera la trama,  se  trata de un drama que nos coloca frente a muchos interrogantes.


Claire
Esta película se inicia con una escena en la iglesia donde están celebrando el funeral de una joven, Laura, amiga íntima de Claire, quien en esos momentos está relatando como se conocieron desde niñas y se juraron amistad eterna, con el clásico corte en las manos al estilo de los pactos de sangre que hermanaban a las personas entre sí, sea para sellar una alianza de pertenencia a una organización, como en el estilo de las mafias, o bien, para sellar una amistad de por vida. Claire recuerda muy conmovida en su discurso escenas de los distintos momentos de vida compartidos por ambas ,  que la película va mostrando. Escenas de la mutua atracción instantánea en la niñez, que ella menciona como un flechazo cuando se conocieron, de la intimidad sensual de la amistad adolescente que no se cuestiona si esa ternura implica otro tipo de atracción sexual,

Claire y Laura

 sus pasos por la discoteca con sus ligues,

 sus bodas respectivas,
Boda de Laura y David

A Laura mira Claire en su boda

y termina su discurso diciendo que prometió a su amiga Laura cuidar de su hija y de su marido David, quien muy emocionado la abraza cuando pasa a su lado. El duelo por Laura deja muy abatida a Claire. Su marido Gilles, intenta animarla a que vuelva a su trabajo para ayudarla a revivir. También le recuerda que pase a visitar a David, el viudo desconsolado, y a su niña a los que hace tiempo que no ve porque verlos le recuerda demasiado dolorosamente a su amada amiga muerta. Pero finalmente se decide a visitarlos y se encuentra con una sorpresa que no espera. La escena la muestra entrando en casa de David y ve de espaldas a una rubia que está dando el biberón a la niña. Cuando se gira, vemos que es David vestido de mujer. Azorados por la sorpresa David intenta justificarse diciendo que lo hace para que la niña perciba el olor de su madre y calme su llanto. Pide a Claire que le guarde el secreto, que no le cuente a Gilles lo que ha visto porque da por hecho que no lo entendería como tampoco parece entenderlo Claire. Pero a medida que va pasando el tiempo, tanto Claire como David van atravesando una situación que los implica  a ambos más profundamente. Él va avanzando en una dirección a la mujer que denota un deseo que va más allá del pretendido consuelo que quería proporcionar a su hija y que alegaba como pretexto para trasvestirse. Empezamos a notar que lo hace porque le place hacerlo. Claire se lo señala y le dice que es un pervertido. Se aleja de él temporalmente y a pesar de sus protestas y de decirle que tiene que volver a la realidad, se siente progresivamente más atraída por este nuevo escenario que le plantea David trasvestido y que la hace entrar en un bucle que le devuelve a los sentimientos más entrañables que sentía por Laura. Interrogado por Claire acerca de si Laura sabía estas inclinaciones suya cuando se casó con él, David responde que sí  y que ella lo aceptaba mientras él fuera discreto. Empiezan a compartir momentos como ir de compras a un gran almacén con David vestido de mujer,


lo que refuerza el imaginario de Claire en el sentido de estar compartiendo escenas de dos amigas, que la acerca aún más a Laura. Gilles no sabe nada de todo esto, ella le oculta la nueva identidad que asume David sintiéndose cada vez más una mujer y sobre todo, le oculta el placer que ella siente en esta nueva relación que la lleva a negar que David sea biológicamente un hombre. La necesidad de verse se va acentuando en ambos. Claire ha cambiado en su móvil el nombre de David por el de Virginia para ocultar a su marido que sus salidas eran con David a quien hace pasar por una amiga que quería hablar de los problemas que tenía con su marido. La intimidad entre Claire y David va acentuando la necesidad de encontrarse hasta el punto que David le propone pasar juntos un fin de semana. Claire miente a su marido para poder acceder a la demanda de David y presenta como excusa para ausentarse ese fin de semana, una enfermedad de su madre que necesita que la cuiden. Ese fin de semana Claire tiene un sueño donde aparece Laura metiéndose en su cama y besándola, momento en que ella se despierta muy sobresaltada. Es la primera vez que aparece un deseo sexual explícito hacia su amiga que la sorprende y la angustia. David se la recuerda constantemente vestido de mujer pues utiliza los vestidos de Laura y una peluca rubia que lo hace aún más parecido a ella. Ella cree que David es gay, pero no lo es. El se siente muy atraído por Claire, pero se siente una mujer. Cuando la cita en un hotel frente a su trabajo, Claire acude a la cita, comienzan un juego sensual muy erótico donde Claire va tocando los artificios de su cuerpo como los pechos artificiales sin que eso la detenga pero cuando asoma el pene de él excitado ella lo rechaza bruscamente y le dice que no puede continuar con ese juego erótico porque él es un hombre. Lo que desencadena que él salga a la calle vestido de mujer pero sin disimular sus rasgos masculinos poniéndose en evidencia. Ella lo ve desde la ventana de su trabajo y le manda un e-mail de advertencia, preguntándole si está loco por ir así por la calle, a lo que él contesta desafiante que es una mujer. 


Es exactamente esa certeza identitaria de género, que lo inscribe a David en el lado femenino, lo que nos muestra que no se trata simplemente de un acto de trasvestismo sino de un caso de transgénero, no transexualidad, porque David-Virginia, sostiene su orientación sexual dirigida a las mujeres. Es interesante hacer notar aquí, que psicoanalíticamente hablando, el empuje a la mujer es un fenómeno que se da en la psicosis. La certeza, por contrario de la certidumbre, es otro fenómeno de orden psicótico cuando se refiere a la identidad. El psicótico intenta que la realidad se adapte a su mundo imaginario, mientras que en la neurosis es lo imaginario que tiende a adaptarse a la realidad con grados más o menos logrados de certidumbre en lo que se refiere a la identidad, pero siempre están presentes algunas dudas.

David en esa escapada alocada a la calle vestido de mujer con descuido, es atropellado por un coche y queda en coma. Nada lo despierta hasta que a Claire se le ocurre vestirlo de mujer y nombrarlo como Virginia. Él responde al llamado despertándose. Siete años después, la escena nos muestra a su hija muy hermosa, muy parecida a su madre, a Virginia y a Claire que van a buscarla al colegio tomadas de la mano y Claire embarazada, mostrando una situación normalizada de una familia no convencional. 

El personaje que es interesante interrogar es Claire. Por qué se produce en ella un  deslizamiento desde una posición realista desde donde intenta hacer entrar en razón a David en los inicios de su empuje a la mujer con sus primeros trasvestismos hasta resultar ella misma seducida por el proceso de su amigo? Claire amaba a Laura sin saber que se trataba de una atracción sexual. David fue descubriendo en ella lo reprimido de sus sentimientos hacia su amiga muerta, tan evidentes para otros amigos incluido su marido que reconoce que siempre había sentido celos de su mujer por los sentimientos de ella hacia Laura. Por otra parte Laura también sabía que David tenía inclinaciones transgenéricas, su aceptación de las mismas indica que de alguna manera había en esa complicidad algo del orden del deseo de Laura, deseo trasgresor ignorado en sí misma, de lo contrario no se hubiera casado con él.  
Lo interesante de esta película es que nos muestra que no hay que confundir el empuje a la mujer en un hombre con homosexualidad. No necesariamente. La orientación sexual no siempre coincide con la adscripción a un género donde el sujeto se identifica.
David-Virginia es un ejemplo de ello. Claire y Laura eran lesbianas sin saberlo de una manera consciente? Difícil responder a esta pregunta. Cuando  en una discoteca se le acerca a Claire una lesbiana que coquetea con ella, si bien no la rechaza, se aleja bailando con David-Virginia. El matrimonio de ella con Gilles fue una concesión a las normas sociales que empujan en la dirección de la heterosexualidad obligatoria? Difícil saberlo. La única escena de sexo con su marido se produce en un momento donde ella aún está en duelo y no se muestra muy entusiasmada. Aunque nada nos impide suponer que hacia él también sentía deseo, pero más débil del que sentía sin saberlo por su amiga muerta. Testimonio de ello es la atracción hacia David-Virginia, representante de una figura fantasmática que reúne en sí misma atributos de los dos sexos y que para hablar con más precisión es la representación de la madre fálica revestida de la omnipotencia que el infante le atribuye. Figura que despierta una atracción seductora sobre quien no ha declinado la pérdida necesaria de ser para definirse en una identidad clara como hombre o como mujer. Como David-Virginia sostiene de sí mismo/a desde el principio, que ella-él puede ser el padre y la madre de su hija. Hay una escena muy graciosa que hace alusión a esta figura transgénero que evoca una completud imaginaria, cuando David-Virginia refiere un dicho que expresa que los niños nacen de las coles y las niñas de las flores, pero que él ha nacido de una coliflor. 
Fascinante lo misteriosa que es la sexualidad humana que no deja de sorprendernos a quienes no nos dejamos seducir por el teatro de las apariencias, que no sólo funciona en el sentido de la heterosexualidad obligatoria sino también en el afán de poner etiquetas simplificadoras para la homosexualidad. La necesidad de control social desde el discurso normalizador, provoca en el ámbito gay y lésbico una necesidad de control de la diversidad sexual, que lo hace tan prejuicioso como el discurso que quiere combatir por querer definir de manera demasiado simplista la difícil captura y definición del deseo sexual en una etiqueta identificatoria que encapsule el deseo en una sola dirección. Encapsulamiento al que el deseo se resiste. Le guste o no al poder y al contrapoder. 

CLAUDIA TRUZZOLI