Ella se mira al espejo
creyendo ver en él la hermosa niña,
aunque las insolentes arrugas
desmientan que sea esa.
Reinventa en sus recuerdos
ese añorado aire de reina
que tenía entonces su
belleza
y encuentra, a su pesar,
un resto degradado que aún vacila
acercarla a ser princesa.
No quiso en su vida lazos amorosos,
sino el salvoconducto a los placeres
que su imagen le ofrecía
y atrapada quedó en un embeleso
donde el paso del tiempo no contaba.
Apostó con un mal juego
a una carta equivocada
y olvidó llenar sus alforjas
con algo más que el simple afán
de ser deseada.
Ya ni puede llorar su decadencia
sin pensar que las lágrimas
estropearán ese disfraz de juventud
que el estudiado maquillaje
intenta componer en su mirada.
Ni las fábulas ni las máscaras
que intenta inventar cada mañana
consiguen seducir a Cronos
quien, implacable,
ejecuta su venganza.
CLAUDIA
TRUZZOLI
c.truzzoli@gmail.com
Publicado en facebook, en grupo Laie de poesía al que pertenezco el 27 de enero de 2013.
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