lunes, 25 de febrero de 2013

TE DOY MIS OJOS. COMENTARIO DE LA PELÍCULA


TE DOY MIS OJOS

La película “Te doy mis ojos” tiene entre otros méritos describir cómo son las cosas realmente en la terapéutica que hoy se emplea contra los maltratadores. Y como es una terapéutica que sólo va encaminada a eliminar el síntoma externo de la violencia, pero sin analizar las causas que la provocan, deja totalmente desamparado de recursos internos al agresor, porque como mucho lo que consigue es intentar que controle la violencia física, que no le peque a su mujer, lo cual no quiere decir que no la maltrate psicológicamente. Esos son los resultados reales de esas terapéuticas, pero ¿que sucede si la mujer lo deja? El personaje de esta película nos muestra un desenlace posible, lamentable por cierto, pero que a veces es real, que consiste en renegar del tratamiento psicológico, pensar no ha servido de nada, sobre todo cuando el que se somete al mismo lo hace con la esperanza de que de esa manera logrará retener a su mujer, pero no porque tenga conciencia de que él tiene un problema a resolver. Este tipo de hombres no encaran el tratamiento como una forma de aprendizaje emocional, de crecimiento para ellos, sino como quienes van a aprender las estrategias para jugar mejor la partida que intenta evitar el que sus mujeres los abandonen. En esta película, que mencioné más arriba, se ve muy claro. Él se queda absolutamente decepcionado porque no logra que su mujer retroceda a posiciones anteriores en su relación, posiciones donde ella estaba totalmente sometida y controlada por él, donde los dos juntos hacían un mundo excluyendo al resto, donde los dos juntos se unían y más que tú y yo, formaban un conglomerado indiferenciado de “nosotros”. El psicólogo que lo trata no lo ayuda a ello, porque está utilizando una terapéutica insuficiente, porque si no se analiza, no se ayuda a comprender las causas que le motivan esa violencia, lo único que se consigue es controlarla, o sea, que en vez de pegarle una patada en el estómago a su mujer, le pegue una patada a la puerta o se vaya de casa un rato, o le pegue a un árbol, pero eso no soluciona el problema. De hecho, el final de la película lo demuestra, cuando este hombre tira al río el cuaderno donde anotaba las cosas que el psicólogo le decía que apuntara cuando se sentía violento, al tiempo que expresa que eso es una mierda, desvalorizando todo el tratamiento. Visto este resultado, se puede inferir que este hombre cuando encuentre otra pareja, trasladará el mismo problema a otra nueva mujer que se vincule con él. ¿Qué es lo que le sucede a este hombre y a su mujer para quedar atrapados en un vínculo violento?

Si analizamos las dinámicas familiares de los dos personajes implicados en la película, vemos que ambos tenían algo en común, el hecho de haber sido ninguneados por sus familias, desvalorizados. Él es menospreciado por el hermano que lo explota salvajemente, haciéndolo trabajar en su obra sin una remuneración justa. Por otra parte, el trabajo que hace, vender neveras, lo hace sentirse muy interiorizado frente al hermano. Ella también ha sido maltratada por su familia, su madre no la escucha cuando ella le dice que está siendo maltratada, es más, le dice que lo tiene que aguantar, que ella misma –su madre-, también lo aguantó. La protagonista dice una frase muy fuerte cuando afirma que ella siempre se tuvo que tragar todos los marrones de la familia. Cuando los dos protagonistas se conocen hay un rasgo que los acerca poderosamente y es precisamente ese maltrato del que los dos han sido víctimas. ¿Qué le pasa a ella? Al principio intenta protegerlo a él ocultando el maltrato, silenciándolo, no expresa esa situación que vive porque siente que lo traiciona si habla de ello. Le da vergüenza por él, pero también le da vergüenza por ella misma. Hay una escena que a mí me pareció clave en la película: cuando ella está en el bar con unas amigas y ve a través del cristal a otra pareja que están discutiendo. Desde dentro del bar, una de las amigas pone un diálogo que imagina que es el que tienen los dos que están hablando fuera, donde ella reconoce frases que efectivamente ha oído y dicho en su propia relación de pareja. Ese es un primer insigth, una primera toma de conciencia de que lo que a ella le sucede no es tan original, ni tan exclusivo, que también hay otras a las que les sucede lo mismo. Eso le ayuda a desdramatizar y a sentirse más legitimada a seguir sosteniendo una vía que le permita rescatarse a sí misma por la ironía que descubre en el tono burlesco en que la amiga está imitando el posible diálogo de la pareja que se ve detrás del cristal. Esto es muy importante porque eso le permite establecer una mínima distancia, una mínima separación, que para que podamos hablar de amor, tiene que darse siempre, de lo contrario nos encontraríamos con una peligrosa confusión entre ambos, que lleva el germen de la violencia. Confusión quiere decir aquí fusión con. Ideal, no está de más señalarlo, propio del amor romántico.

¿Cuál es la evolución de esta pareja cuando ella se distancia de la fusión romántica? Que el maltrato del marido aumenta por el pánico que siente de perderla. También aumentan los celos, el desconcierto, la impotencia cuando ve que ella encuentra un trabajo como guía de un museo de arte y ve como se desenvuelve de manera afable con el público. Cuando ella llega a su casa después de esta escena él rompe el libro de arte que ella está trabajando, la desnuda y la lleva al balcón. Ella está aterrorizada, pero esa es la escena que marca el final de su relación y le da la fuerza para abandonarlo definitivamente. Hay una escena de la película muy importante para entender las corrientes afectivas puestas en juego, cuando el protagonista celoso le pregunta al psicólogo, refiriéndose a su mujer, porqué ella lo iba a querer a él, que sólo sabía hacer albaranes. Descubrirse con menos capacidades creativas que ella lo descoloca y lo hunde en la desesperación. Momento privilegiado de  sinceridad y de apertura que el psicólogo no sabe aprovechar y la respuesta que le da es lamentable porque le dice que ella lo quiere por que él no la maltrata, cuando justamente es lo que hace. Semejante tontería hace que él se vuelva a cerrar con el resultado indeseado de desconfiar de cualquier proceso terapéutico que pudiera emprender en un futuro. Son justamente los momentos de apertura del sufrimiento donde hay que aprovechar para interrogar, no para dar respuestas que obturen sentimientos que se acercan a la verdad más reprimida del sujeto. La película termina con la ruptura de la pareja. Ella se hace acompañar por una amiga para llevarse sus cosas del apartamento que compartía con su marido y él tirando el cuaderno de su terapia. Es de suponer que en una nueva relación, repetirá el mismo comportamiento de maltrato cuando su pareja se distancie del control que pueda establecer sobre ella. Reacción movida por el pánico de ser abandonado, que no ha podido resolver por haber aceptado un tratamiento que no es el indicado para solucionar estos problemas. Lo eficaz hubiera sido una terapia dinámica que llegara a analizar las causas de la violencia y no ofreciera sólo recetas inútiles para controlar sus manifestaciones.   

CLAUDIA TRUZZOLI
c.truzzoli@gmail.com

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