miércoles, 26 de febrero de 2014

DEUDA IMPAGABLE





DEUDA IMPAGABLE
 Reclinarme en tu regazo,
sentir el calor de tus caricias,
disfrutar del olor de tus manos
con fragancias de especias,
 adormecerme en el sueño de la infancia,
escuchar las voces de mi padre
hablando de sus pálidas batallas.
Te he disfrutado, explotado,
agotado hasta el cansancio
                              sin imaginar que podrías querer algo                                
 más allá de nosotros.
Siempre estabas allí, inamovible
como árbol centenario
                         que despliega sus múltiples raíces                            
para sostén, refugio, descanso
de quien llega privado de sustento.
Absorta en la urgencia de vivir
en la que se embarcaba
mi  juventud atropellada
no supe entrever, madre,
la devastadora soledad
a la que te confinaban tus renuncias
ni lo que de tus ansias olvidabas
para seguir estando a tu manera.
Ahora que tu muerte
me cercena el acceso a tus palabras,
sólo puedo valorar la magnitud
de lo que has dado a través de tus silencios,
de tus iras, de tus risas,  tus enfados
dejándome el recuerdo arrepentido
de una deuda que jamás podría pagar
aunque quisiera.

CLAUDIA TRUZZOLI
29 noviembre 2012

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