EL ZOO DE CRISTAL
Una más de la excelente producción literaria de Tennessee Williams, llevada
al teatro en esta ocasión por Miriam Iscla, Dafnis Baldus, Meritxell Calvo y
Peter Vives y dirigida por Josep Maria Pou. Esta obra está ambientada en la época
de la Gran Depresión
en Estados Unidos, época que impuso grandes limitaciones económicas y que llevó
a talentos como el de Tennessee Williams a tener que dejar sus estudios
universitarios para trabajar en una fábrica de zapatos. Hecho que se refleja en
el argumento de la obra, que recoge parte de la biografía del autor, que también
incluye a su hermana, pues el traslado a la ciudad de Sant Louis fue difícil
tanto para él como para ella. La madre en la obra juega un papel muy importante
como portavoz de la angustia frente a la escasez y falta de medios tanto de
ella misma como de la hija, quienes dependen para su mantenimiento exclusivamente
del trabajo del hijo, que es quien se ve forzado a renunciar a sus talentos
naturales como escritor para llevar una existencia angustiada y anodina en la fábrica
donde está empleado. La hermana vive acomplejada y sofocada por una madre
dominante que es incapaz de infundirle confianza, más bien con sus exigencias
se muestra ciega a las limitaciones de su hija, lo que la hace aún más
vulnerable. Abandonada por su marido, no quiere para su hija un futuro
inseguro, quiere a toda costa casarla, para asegurarla y asegurarse una
estabilidad y tranquilidad económica, por lo que presiona al hijo para que no
deje su trabajo aunque éste para soportar
su angustia, sale todas las noches a evadirse con películas que le
muestran existencias de héroes que viven la vida que a él le gustaría vivir. Y
bebe, lo que le recuerda a la madre, el parecido de su hijo con su padre, y
teme que también las abandone por lo que ejerce una presión asfixiante sobre él
y sobre su hija para empujarlos en la dirección que le asegure que no serán
abandonadas. Cuanto más insiste en esta actitud más aumenta el deseo del hijo
de dejar su casa, añorando una vida propia, deseo que es incapaz de tener su
hermana que para sostenerse mínimamente en algo placentero se refugia en un
mundo propio hecho de miniaturas de animales de cristal, a los que recurre cada
vez que se asusta. Un amigo del hermano, compañero de trabajo de la fábrica, es
un antiguo alumno del colegio al que ella asistía cuando era adolescente y del
que se había enamorado, es invitado a comer en la casa. La madre lo convierte
en su fantasía en un pretendiente de la hija y se comporta con él de manera muy
aduladora, haciendo gala de una seducción que la retrotrae al recuerdo de sus
años jóvenes cuando decía estar rodeada de pretendientes. Es incapaz de ver la
realidad, ciega como está por la necesidad de asegurarse un sostén en la
existencia de su familia.Su papel en la obra está excelentemente interpretado por Miriam Iscla, magnífica
actriz que nos hace sentir toda la asfixia de una mujer dominante que no admite
réplica a sus deseos. Meritxell Calvo también interpreta un papel muy difícil
puesto que todo el tiempo tiene que manifestar un temblor corporal producto del
miedo, una cojera y la angustia de verse
forzada a asumir un deseo materno que no puede sostener y que aplasta la
posibilidad de tener el suyo propio. El supuesto pretendiente nos da una lección
importante acerca de la fuerza que se puede trasmitir a cualquier persona
insegura cuando alguien confía en ella. Pequeño respiro que dura poco porque
les comunica que está comprometido y a punto de casarse, lo que derrumba las
ilusiones o de la madre de casarlo con su hija y de ésta última que por un
momento había creído que podían relacionarse.El hijo sostiene su malestar, que es íénnmenso, en parte evadiéndose y en parte dando lugar a su deseo, escondiéndose en la fabrica par escribir. Se rebela frente a este hecho y piensa en fugarse como hizo su padre, siendo esta identificación la que le permite asumir que se trata de su vida y no quiere sacrificarla más de lo que ya lo ha hecho, pero que no deja de reconocer que se siente nostálgico por la pérdida de la relación con su hermana, en unas palabras que manifiesta y que conmueven: "me he descubierto más fiel d elo que pensaba", cuando la recuerda.
Tennessee Williams es especialista en tratar las temáticas subjetivas que
desvelan el lado oscuro del deseo y que forman parte de lo no dicho en las
relaciones convencionales y políticamente correctas. Ejemplo de ello es esta
obra y otras como Un tranvía llamado deseo, La gata sobre el tejado de zinc
caliente, Dulce pájaro de juventud, La noche de la Iguana, entre otras, que
han sido llevadas al cine e interpretadas magistralmente por actores y actrices
de gran calado.
CLAUDIA TRUZZOLI
14 de mayo 2014
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