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CITA A CIEGAS
Una lluviosa mañana
acudí a una cita a ciegas
con el insidioso temor
al que estoy acostumbrada.
Tantas citas vanas
dejan la impronta desconfiada
que bloquea la esperanza
de encontrar la persona añorada
que sepa hacer trampas a la soledad
con mirada diáfana,
sonrisa sincera,
disposición a la confianza,
deseo de encontrar calor humano
en el fondo del cínico desaire
que niega a la vulnerabilidad
el derecho a su existencia.
Pero la vida da sorpresas
regalándome esta vez
bocanadas de aire fresco
con el poder de despertar de su anestesia
mi interior voz dormida
que debió desplegar su diplomacia
para calmar el enfado de mi soledad
por perder protagonismo.
CLAUDIA TRUZZOLI
3 de abril 2014
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